Dejé que otro hombre se follara a mi esposa – Primeros pasos en una relación Cuckold

SIEMPRE HABÍAMOS QUERIDO HACERLO …

Llegó un punto en el que mi esposa y yo ya habíamos hecho la mayoría de las cosas que nos propusimos hacer en la cama, habíamos cumplido la mayoría de nuestras fantasías y lo único que se había resistido de la lista era que la fantasía Cuckold. Dicho de otra manera, en términos más simples, dejar que otro hombre se follara a mi esposa.

Siempre habíamos querido cumplir esa fantasía, mi esposa disfrutando de otro hombre mientras yo tenía que mirar desde la esquina de la habitación… Delicioso! El problema era que no teníamos a nadie con quien nos sintiéramos cómodos para dar el paso. Esto pasó hasta que conocimos a ‘Marcos’.

Marcos era perfecto para nosotros, había mostrado interés en mi esposa, ambos confiamos en él, estaba limpio y, para que engañarnos, ponía cachondísima a mi pareja.

Nos reunimos con él en nuestro bar de vinos favorito y le dijimos lo que queríamos, estaba más que feliz al escucharlo y aceptó alegremente nuestra oferta. Queríamos hacer esto dentro de unas semanas desde esa quedada y él estuvo de acuerdo con el juego de roles, los horarios y los lugares acordados.

Decidimos reservar una habitación en un hotel a las afueras de la ciudad y le dijimos que se encontrara con mi esposa allí a las 8 de la tarde. Lo habíamos planeado tan espectacularmente, sabíamos exactamente cómo queríamos que funcionara y lo que queríamos de esta noche con Marcos.

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Mi esposa es una hermosa mujer de pelo castaño, con ojos marrones oscuros y una mirada ardiente. Parece la típica que sabes que es una leona en la cama pero una chica tímida y recatada en público. Ella tiene un cuerpo increíble, vientre plano, buen par de senos y un culo de infarto. Nada que envidiar a las juventudes venideras!

Nos registramos en nuestro hotel y nos relajamos en nuestra habitación de hotel poniéndonos cómodos. Había traído una botella de vino rojo de casa y nos tomamos un sorbo mientras disfrutamos de la bañera y las cómodas sábanas blancas.

Ya eran casi las 8 y sabíamos que Marcos llegaría pronto. Salí de la habitación y me dirigí al bar del hotel, cuando terminé mi bebida, Marcos estaría ya en nuestra habitación de hotel probablemente realizando el mejor sexo oral que le han hecho a mi esposa. Todo esto era parte del juego de roles, quería encontrármelos follando y que luego me obligaran a sentarme y mirar.

Sobre las 8:30 volví a la habitación del hotel y, efectivamente, mi esposa y Marcos estaban ya besándose en la cama, mi esposa en lencería negra y Marcos sin camisa. Exclamé y les dije que se detuvieran, pero se rieron de mí y me dijeron que cerrara la boca y me sentara.

Marcos me dijo que se iba a follar a mi esposa con tanta fuerza y ​​tan bien que ella nunca me querría otra vez. El golpe al orgullo fue humillante, pero decidí sentarme y simplemente dejarme llevar.

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Ella no gimió al principio, pero cuanto más tiempo estuvo allí, ella gimió y gimió, cada vez más fuerte. Tenia el pene tan duro como una roca y las ganas de unirme a ellos eran cada vez más fuertes. Por desgracia, esto era una fantasía Cuckold y tenía que saber mi lugar, aunque para sorpresa de mi, mi esposa estaba disfrutándolo más de lo que esperaba..

Me saqué la polla del pantalón y comencé a masturbarme mientras veía a Marcos darle el mejor sexo oral que claramente había tenido mi esposa. Agarró las sábanas de la cama y curvó los dedos de los pies, gritando en éxtasis total.

Sabía que mi esposa estaba al borde del orgasmo y, antes de darme cuenta, estaba temblando y corriéndose por toda su cara, todo su cuerpo temblaba y cuando terminó, se giró para sonreírme. Se quedó allí jadeando, dejando que su cuerpo se enfriara tras el increíble orgasmo.

Luego la puso a cuatro patas para que estuvieran de lado, dándome una vista increíble. Se puso detrás de ella y bromeó con su polla alrededor de su espalda y culo, lo que la estaba volviendo loca. Podía ver lo húmeda que estaba cada vez que él le sacaba el pene, brillaba con sus jugos, algo que hacía tiempo que no veía.

En un momento dado, Marcos se cansó de follarse a mi esposa a cuatro y se propuso conseguir desvirgar analmente a mi mujer. Él empujó tras lubricar y ella no se resistió. Antes de darme cuenta, él ya estaba empujando su polla dentro y fuera del culo de mi esposa y ella agarraba las sábanas, moviendo el culo y hundiendo la polla dentro de ella más rápido y más fuerte.

Dejó caer la cabeza hacia atrás… Estaba claramente en el cielo, mi esposa tenía los ojos cerrados mientras gemía tan fuerte… Hacía años que no la veía así de salvaje. Él le dio una palmada en el culo y ella gritó de placer, debo admitir que estaba completamente celoso y que me replanteé cortar todo esto de raíz, pero una vez más decidí dejarme llevar y disfrutar de la situación, que en parte he provocado.

Desde esta nueva postura, tenía contacto directo con sus ojos. Ella empezó a burlarse de mí, diciéndome cuánto amaba a su amigo y cómo nunca podría complacerla como él mientras se reía, sonriéndome pero aún agarrando las sábanas con placer.

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Llegó un momento en el que Marcos se cansó y obligó a mi esposa a sentarse en su polla. Gentilmente ella guió su cuerpo hacia su polla y comenzó a montarlo. Sus hermosas tetas se balanceaban hacia arriba y hacia abajo con cada empuje, Marcos se la follaba tan fuerte que tuvo que sostenerse agarrándose de sus espinillas.

Mi cerebro iba haciendo fotos, grabadas para toda la vida de mi esposa follando tan salvajemente con otro delante de mi. Todo no quedó ahí, de repente ella soltó un grito de placer y se veía como el semen de Marcos caía desde la vagina de mi esposa hasta la base de su polla. El muy cabrón se había corrido dentro de ella!! Con la corrida rezumando de su coño, decidió meterse dos dedos en el culo y masturbarse sin sacar la polla de Marcos en ningún momento. El grito que pegó mientras se corría era algo único, en mi vida había visto a mi esposa así, parecía otra persona.

Toda esta situación hizo que literalmente me corriera casi sin tocarme, expulsando una gran cantidad de corrida y un gemido, del cual se rieron tanto Marcos como mi esposa. Era normal, mi esposa tenia el coño lleno de leche de otro, ella se había corrido como 5 veces, y yo estaba haciéndome una paja y corriéndome en el suelo del hotel.

Una vez acabado el espectáculo, ella se acercó y me dijo: Acostúmbrate a las pajas, porque la has cagado dejando que probara otra polla diferente a la tuya.

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